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Foto del escritorEduardo Doi

Metallica abraza las imperfecciones y los sonidos cargados en “72 Seasons”


Aunque carece de variación y acomodo por parte de Kirk Hammett, el nuevo disco del gigante del metal trae momentos de impacto y muestra la genialidad de James Hetfield.


¿Qué sucede cuando Metallica, una banda conocida por nunca mirar hacia atrás, decide... mirar hacia atrás? ¿Cómo un disco cuyo título busca hacer referencia a “los 18 años de la vida de alguien”, según el vocalista y guitarrista James Hetfield, logra abordar temas a la vez tan históricos y tan actuales en la vida del propio músico?


“72 Seasons” está impulsada por paradojas. Empezando por su recuento discográfico: ¿es el undécimo o duodécimo álbum de la banda de heavy metal más grande del planeta? La respuesta inicial es correcta si prescindimos de “Lulu”, una sociedad con Lou Reed. Pero, ¿consideran los miembros el controvertido álbum de 2011 como un elemento separado en su catálogo?


En medio de tantas preguntas sin respuesta, es necesario resaltar un hecho. Este nuevo récord es sin duda el más personal de la carrera de Hetfield. Al explicar el título (“72 estaciones” o “18 años”), el líder y letrista principal del grupo afirma que “la mayoría de las experiencias en la vida adulta son recreaciones o reacciones a experiencias de los primeros 18 años de vida”. Este concepto orienta, aunque vagamente, prácticamente todos los temas abordados aquí.

James, como saben todos los fanáticos acérrimos, tuvo una infancia difícil: provenía de una familia relativamente humilde, vio a sus padres divorciarse cuando tenía 13 años y perdió a su madre por cáncer, y por la creencia en la Ciencia Cristiana, que le impidió buscar el debido trato – tres años después. Formó Metallica con el baterista Lars Ulrich, la salvación de su vida, antes de los 20 años y no pasó mucho tiempo antes de que se convirtiera en una estrella de rock. Tal exposición trajo graves consecuencias: la adicción a la fama, que dice tener, y el alcoholismo, responsable de ponerlo en rehabilitación en más de una ocasión (la más reciente en 2019). A juicio del músico, los problemas de hoy pasan por la personalidad allí moldeada en la niñez y la adolescencia.


Viejos tiempos, viejos problemas...


“72 Seasons”, sí, mira hacia atrás. Tímidamente, cubre los orígenes de la propia Metallica. Los timbres de guitarra están calientes como lo pedía el heavy metal ochentero. Las voces tienen un poco más de efecto, refiriéndose al período en el que la banda grabó sus álbumes más clásicos. El primer single “Lux Æterna” es quizás el mejor ejemplo de ello: empapado de riffs propios del New Wave of British Heavy Metal (NWOBHM), el tema describe prácticamente la sensación que tiene un amante del sonido heavy al escuchar una canción de el estilo.

Pero las referencias sonoras al pasado son tímidas, igual de bien, porque sería feo escuchar a un montón de sexagenarios limitándose a intentar emular el sonido que hacían a los veinte. Temas maravillosos como "You Must Burn!" y “Crown of Barbed Wire” son descendientes directos del disco “Hardwired… To Self-Destruct” (2016) –aunque la primera mencionada trata de repetir “Sad But True”–, mientras que “Chasing Light” y la canción titular hacen referencia a la agraviada “Death Magnetic” (2008).


Estamos ante una banda que lleva cuatro décadas en activo, lo cual tiene sus pros y sus contras. En el lado negativo, no puedes evitar hablar de Kirk Hammett. Hasta los fans más entregados reconocen (y se quejan) que el guitarrista suena cada vez más flojo. En la mayoría de las pistas, solo se lo escucha en los solos, a menudo limitados a improvisaciones, replicando clichés y extractos de otras creaciones pasadas. Casi no aporta arreglos, licks, intros… nada. Es vergonzoso escuchar sus solos en “Shadows Follow”, “Lux Æterna”, “Chasing Light” y “Too Far Gone?”.

Y parece que el propio Hammett no entiende el problema, ya que, en una entrevista reciente, decidió contrarrestar las críticas diciendo que no necesita alardear de técnicas para crear un buen solo. Pero nadie se lo exige; solo más creatividad y menos acomodación.


Con la ausencia creativa de Kirk y la reducida apertura para la colaboración del bajista Robert Trujillo (espacio que también le faltaba a Jason Newsted), “72 Seasons” pierde mucho en variación, capas, texturas. Muchas canciones tienen el mismo tono y cuentan con riffs que no son muy diferentes entre sí.


A veces, quien salva el día es, entiendan esto, el criticado Lars Ulrich, que busca ritmos diferentes en su actuación ciertamente limitada en la batería. Pero si en Metallica todo siempre ha girado en torno al innegable talento de James Hetfield, en este nuevo álbum el desgaste de la fórmula “jugar por la camiseta número 10” es más evidente que nunca, quizás por las muchas pistas más largas, donde las variaciones son bienvenidas.

72 estaciones, innumerables méritos...


Aún así, no todo en “72 Seasons” son problemas. Incluso con las repeticiones y la falta de capas creativas, el álbum tiene momentos de impacto. Y, en ese sentido, la elección de los cuatro sencillos lanzados antes de la obra completa fue acertada, ya que son algunas de las mejores canciones del disco.


Comenzando con la enérgica canción principal, que presenta una de las interpretaciones de guitarra más intensas de la carrera de James Hetfield: bendiga la mano derecha de este ciudadano. “Lux Æterna”, con la ya comentada influencia de NWOBHM, debe entrar en el repertorio de los espectáculos para no salir jamás. “Screaming Suicide”, cuya letra rompe con varios tabúes, logra ofrecer una de las pocas variaciones de tono en un disco tomadas en mi menor; sería aún mejor si Kirk Hammett no sonara completamente perdido en el solo. "If Darkness Had a Son" tiene el verso más interesante de todo el álbum, cortesía de la inimitable combinación de Hetfield y Lars Ulrich.

Sin embargo, hay vida fuera del cuarteto principal de canciones promocionales. Además de los riffs pesados, “Shadows Follow” llama la atención sobre el coro pegajoso, completo con una cuerda vocal aguda. “Sleepwalk My Life Away” tiene a Robert Trujillo en la cara del oyente, con derecho a contar con el bajo en la introducción, algo muy raro en el catálogo del grupo.


Y la trinidad final del tracklist compuesta por “Too Far Gone?”, “Room of Mirrors” e “Inamorata” se destaca por mostrar, cada uno a su manera, que todos pueden encontrar la luz al final del túnel. El primero, con reflexiones sobre la superación del alcoholismo día a día y leves momentos positivos en el estribillo. La segunda, demostrando que solo se pueden superar los problemas enfrentándolos cara a cara. La tercera y última, con 11 minutos de duración y pasajes lentos, también inusuales en la trayectoria de la banda, trae a James vociferando: “la tristeza me llena, pero no es para lo que vivo”.

Imperfecto, después de todo...


Metallica nunca buscó ser perfecta. Lo hizo bien cuando no fue su intención; cometió un error cuando trató de hacerlo bien. No se asentó y trató, en la medida de lo posible, de hacer un disco diferente del otro. Esto ofreció a los fanáticos una discografía con altibajos, pero llena de variaciones, matices y colores.


A pesar de la luz al final del túnel que se encuentra en las pistas finales, “72 Seasons” es increíblemente oscura. Un álbum denso y desafiante para el oyente. En tiempos donde el público está cada vez más acostumbrado al consumo inmediato de arte, tener una banda de este tamaño sacando un trabajo tan cargado es una invitación a la buena vieja actividad de desconectar de todo, ponerse los auriculares y simplemente escuchar música.


Este es un álbum que no es ni lo mejor ni lo peor de sus autores. Suena más interesante que “Load” (1996), “Reload” (1997), “St. Anger” (2003) y “Hardwired… To Self-Destruct” (2016). Con una dinámica más colaborativa, podría haber superado a “Death Magnetic” (2008). No está a la altura de los clásicos de los ochenta ni del "Black Album" (1991), pero tampoco está mal.


Aquí, las imperfecciones residen precisamente en los momentos de mayor acomodación. Varias canciones repitiendo la misma tonalidad, riffs que remiten a canciones de otros discos, Kirk Hammett tropezando más que atinando.


Pero nadie necesita ser innovador todo el tiempo. Ninguna banda necesita lanzar un álbum clásico. Porque nadie puede. A veces lo único que queremos es sacar algo. Eso, sin lugar a dudas, lo hizo Metallica en “72 Seasons”.


"72 Seasons" Tracklist...

  1. 72 Seasons

  2. Shadows Follow

  3. Screaming Suicide

  4. Sleepwalk My Life Away

  5. You Must Burn!

  6. Lux Æterna

  7. Crown Of Barbed Wire

  8. Chasing Light

  9. If Darkness Had A Son

  10. Too Far Gone?

  11. Room Of Mirrors

  12. Inamorata

"Sin duda alguna, los años no pasan en balde..."



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